Azul Montoro |
Durante el proceso, la tumba de Azul fue vandalizada varias veces, tal el odio contra lxs trans que encendió el caso en Córdoba. La caniche toy ensangrentada, la tumba profanada de la víctima y las otras trans que descubrieron la identidad del asesino
Azul fue asesinada de 18 puñaladas en la madrugada del 17 de octubre de 2017 en un departamento de calle Rincón al 141, en el Centro de la ciudad de Córdoba. Tras cometer el ataque, el asesino atacó a la perra de la víctima y se apoderó de dinero y de un celular.
A las cinco de la mañana, cuando su amiga Maina llegó al departamento de la calle Rincón al 100 se encontró con la puerta abierta, las llaves puestas del lado de adentro. Pensó tal vez que Azul estaba con alguien y que no se había dado cuenta que la puerta no se había cerrado bien. «Amiga, ¿estás ocupada?», gritó. Nadie contestaba desde adentro. Bianca, la caniche toy de Lara, lloraba.
Se trata de la primera vez que se aplica este agravante ante un jurado popular en el crimen de una mujer transexual en esa provincia. El de Diana Sacayán ocurrió en la justicia porteña antes de que se aplicara la figura del travesticidio.
El veredicto del jurado popular (mitad mujeres y mitad varones) no tiene antecedentes: por un lado, el salvaje asesinato de Azul Montoro fue considerado como femicidio; por otro lado, que Azul, como trabajadora sexual, haya mantenido un vínculo con el acusado Casciva, que era su cliente habitual, fue considerado por el jurado como violencia de género.
El celular de Azul con la imagen del asesino. Fue la prueba que lo hundió. |
La teoría del caso del acusado era que era inimputable. Pero perdió en toda la línea. Era consciente cuando sucedió todo. El fiscal Gustavo Arocena logró probar que el muchacho antes del homicidio manejó su moto, trasladó a otra persona y usó casco. Ya con la víctima, mantuvo relaciones, condujo el ataque, escapó y trató de borrar pruebas de manera consciente. En suma, el acusado planeó el crimen y, al verse cercado, habría fingido un brote psicótico vinculado al consumo de drogas.
El acusado a la «La Guerra del Fuego» o el «Eslabón perdido» |
Y LAS ORGANIZACIONES TRANS
El jurado popular |
Ante ese contexto, durante todo el juicio por jurados populares 32 organizaciones sociales acompañaron a los familiares. «Travestis, unidas, jamás serán vencidas», gritaron tras la lectura del fallo.
«Se hizo justicia, este es un crimen de odio más, hay que agradecerle a todas la chicas trans que nunca estuvieron solas, si estamos unidas llegamos a esto. Basta de crímenes de odio», resaltó emocionada Kitty Quispe, referente trans y subdirectora de Políticas de Género de la Municipalidad de Córdoba.