Información de interés para personas convocadas para servir como jurados y para la comunidad en general
Si bien nos puede parecer extraño, el common law ha empleado a los jurados para todas las fases del procedimiento penal durante ocho siglos: en la etapa de la Investigación Penal Preparatoria (bajo el nombre de Coroner’s Jury), en la etapa de acusación (Gran Jurado) y en la etapa de juicio (Petit Jury o jurado propiamente dicho, de doce miembros).
El jurado de juicio se mantiene intacto hasta nuestros días. El Gran Jurado fue abolido en Inglaterra y los países del Commonwealth cerca de 1948, pero se mantiene con gran vigor en los Estados Unidos, donde goza de rango constitucional (Quinta Enmienda). El Coroner’s Jury ya casi no se utiliza, pero aún se mantiene en ciertas jurisdicciones.
En Inglaterra y Gales también se emplea un jurado de doce, llamado «Inquest», para averiguar las causales de muertes sospechosas (especialmente en centros de detención), las muertes causadas por un oficial de policía en ejercicio de sus funciones, allí donde se vea afectada la seguridad o salud públicas, o cuando discrecionalmente el juez decida convocar a un jurado ante una muerte sospechosa.
El propósito de la Inquest no es hacer un juicio ni una acusación, ni establecer la culpabilidad o responsabilidad civil. Tampoco es determinar cómo murió el difunto o bajo qué otras circunstancias. El único objetivo -más limitado- de un Jurado de Inquest es establecer la causal de muerte del difunto.
Por ejemplo, en el caso de esta película que presentamos, si el prisionero se ahorcó en su celda, el propósito de la Inquest no es investigar las circunstancias -más amplias- acerca de si hubo un descuido irresponsable de los penitenciarios que pudieron haber contribuido a que se deprimiera o a haberle dado la oportunidad para quitarse la vida. Igualmente, muchas de esas cuestiones salen a la luz durante la prueba producida en la audiencia pública.
Los ingleses heredaron esta figura de la época de la República en Roma. Allí se la llamó Quaestio, hasta que en Inglaterra quedó con su actual nombre de Inquest.
La prueba en la Inquest se ventila íntegramente en audiencia pública ante un juez (el Coroner) y doce jurados, sin la participación ni del sospechoso o de su defensa.
El juez instruye al jurado al final de la prueba para que éste se retire a deliberar y rinda alguno de estos posibles veredictos unánimes: muerte natural, muerte accidental, muerte por negligencia, suicidio, muerte justificada o asesinato ilegal. Si nada de esto se comprueba, el jurado puede rendir un «veredicto abierto» (open verdict), y el caso se puede reabrir si se presenta nueva prueba.
Si el veredicto es «asesinato ilegal», «accidente» o «negligencia», el fiscal puede decidir perseguir penalmente el caso y allí sí se le da intervención plena al sospechoso y a su defensor.
En el año 2004, hubo 570 Inquest con jurados en Inglaterra y Gales.
Desde las épocas de la Carta Magna (1215) ninguna persona podía ser acusada de un delito y ser llevada a juicio (también ante jurados) si 23 personas, pares del acusado, no determinaban que había causa probable que justificara la acusación.
Los ingleses desarrollaron al Gran Jurado como una de las garantías fundamentales del proceso penal. Si el jurado es un límite al poder de un juez para juzgar a una persona y enviarlo a la cárcel, el Gran Jurado es el límite al poder del fiscal para acusar a alguien y llevarlo a juicio. Para ejercitar estos dos grandes poderes sobre el individuo, se necesita la autorización del Pueblo.
Es la máxima desconcentración del poder punitivo concebida en la historia de los sistemas judiciales: control popular no sólo de la sentencia del juez (jurado de juicio), sino de la acusación del fiscal (Gran Jurado).
Modernamente, el Gran Jurado es un instrumento de la fiscalía. La convoca el fiscal y la conduce el fiscal. Es una audiencia secreta, sin la participación del defensor, celebrada de manera completamente oral y registrada en taquigrafía, audio y/o video. El objetivo del fiscal es que el Gran Jurado apruebe su acusación y determine que hay causa probable para elevar la causa a juicio.
Tras la declaración de algunos testigos y la presentación de ciertas pruebas, el fiscal instruye al jurado acerca del delito o los delitos por los cuales intentará llevar a juicio al sospechoso.
El Gran Jurado luego se retira a deliberar, elige a su presidente y alcanza su veredicto por mayoría. Luego retornan todos a corte abierta y el presidente lee, delante de todos los jurados y en presencia del fiscal, alguno de estos dos veredictos:
a)True Bill (Sí a la acusación);
b) No Bill (No a a la acusación)
Si el Gran Jurado decide no acusar, el fiscal puede convocar posteriormente a ese mismo Gran Jurado si logra dar con con nuevas pruebas adicionales.
El efecto de un True Bill del Gran Jurado equivale a la elevación de la causa a juicio por los delitos indicados en esa acusación.
El efecto de un No Bill es el equivalente a un sobreseimiento definitivo, con fuerza de cosa juzgada material.
De este modo, un grupo de personas legas, convocadas para el caso en particular y para ese solo caso particular, se alzan entre el Estado y el ciudadano. Como un escudo contra la opresión, contra las acusaciones injustas o manipuladas, contra la actividad de un fiscal corrupto o excéntrico y para garantizarle una razonable protección si no existe suficiente prueba para sospechar de él.
Pero, también, el Gran Jurado es a veces el único apoyo con que cuenta el fiscal, sobre todo cuando debe acusar a personas muy poderosas, a la criminalidad organizada o en casos de altísima exposición mediática, donde las presiones son muy grandes. Nuevamente, la accidentalidad de los jueces ciudadanos absorbe dicha presión sobre sí y le da plena independencia al fiscal. Es el Gran Jurado, el Pueblo,y no el fiscal quien en definitiva decide acusar.
Veremos en esta sección varias películas que muestran el funcionamiento del Gran Jurado.
Una madre afroamericana de clase media alta confiesa haber matado a su hija por piedad. Su hija era un espectro consumido por las drogas y le pide a su madre que ponga fin a su miserable vida. La fiscalía general duda en acusar, pero somete el caso al Gran Jurado por homicidio culposo agravado. Pero el Gran Jurado sorprende al fiscal y rinde un veredicto de True Bill, pero no por homicidio culposo agravado (como lo solicitó e instruyó el fiscal), sino por el delito correccional de simple portación de arma de uso civil. El fiscal debe respetar esa decisión por emanar del Soberano. Excelente video para apreciar el funcionamiento casi completo del Gran Jurado.
Robert Miller es el típico magnate inescrupuloso de Nueva York. Está desesperado por vender su imperio económico antes de que se sepa el descarado fraude que ha cometido. Para complicar más las cosas, Robert es un hombre infiel con doble vida. Justo cuando logra un comprador, sucede un sangriento e inesperado error que amenaza a la transacción: se queda dormido al volante, su auto vuelca y muere su joven amante. La policía y el fiscal sospechan de él y convocan a un Gran Jurado.
La teniente Van Buren está en un cajero automático de noche. Dos chicos la rodean, uno con un arma y le exigen plata. Ella saca su pistola reglamentaria, hiere al chico armado en el brazo, pero la bala sigue su trayecto y mata al otro chico. El problema es que el jovencito muerto es retardado mental, no estaba armado y el otro huye sin encontrarse el arma. Para peor, los dos chicos son negros y apenas adolescentes. La fiscalía investiga a la teniente por homicidio y somete el caso a un Gran Jurado para que éste decida si fue un homicidio o una legítima defensa. El Gran Jurado, en este caso, decide rendir un veredicto de No Bill (No a la Acusación). Por ende, el caso se cierra como un sobreseimiento definitivo.
El crimen de una joven universitaria lleva a descubrir una red de prostitución de estudiantes oculta tras la fachada de una empresa de zapatos del padre de la principal sospechosa. El fiscal lleva el caso ante un Gran Jurado no sólo para obtener la acusación, sino para lograr una medida cautelar que inmovilice los fondos de la empresa. Es excelente cómo se advierte aquí la dinámica del Gran Jurado, que le hacen continuamente preguntas al fiscal para aclarar dudas antes de rendir su veredicto. Ver el resto de la serie aquí
Una joven salta del Puente de Brooklyn, atestado de autos. La fiscalía sospecha de un matón -repleto de antecedentes penales por agresión, lesiones y robos- que la persiguió y la arrojó. El caso va ante un Gran Jurado. Las reglas son claras: de ningún modo pueden conocer los miembros de un Gran Jurado las condenas anteriores. La fiscalía se extralimita y la defensa logra que el juez anule esa línea de interrogatorio.
El episodio es notable desde el punto de vista docente, porque muestra estos aspectos ocultos del Gran Jurado. Es decir, es un instrumento exclusivo de la fiscalía. Al defensor se le permitió estar, pero no puede hablar. Por violar esa regla, la fiscalía lo expulsa con la policía del recinto. El juez no está presente nunca, lo cual no quiere decir que si se produce una violación a las Reglas no se pueda acudir a él con el registro taquigráfico de la audiencia, como aquí sucede.
En los sistemas de justicia de Europa Continental y América Latina, herederos de la Inquisición, la verdad se construye en la investigación preparatoria escrita en un expediente.
En el common law, en cambio, la verdad se construye íntegramente en el juicio público ante un jurado y bajo cuidadosas Reglas de Evidencia.
En las facultades de Derecho de los países anglosajones, la materia más importante no es ni el Derecho Penal o Civil, ni el Derecho Procesal Penal o Civil, sino el Derecho Probatorio. El centro de todo su sistema judicial -y de garantías- es la calidad en el tratamiento de la prueba de los hechos que se presenta ante el jurado o juez.
El Derecho Probatorio -cristalizado en las Reglas de Evidencia- tiene por finalidad última filtrar toda información que puede llevar al jurado a decisiones equivocadas.
El juez, al decidir si rechaza o admite una prueba, lo hace bajo un criterio que se resume en tres siglas: R.C.P. (Relevancia, Confiabilidad y No Prejuicio). El jurado sólo puede escuchar prueba relevante para el caso, que sea confiable y que no le prejuicie en contra de ninguna de las partes.
Por tal razón, es muy común que continuamente, y aún durante el mismo juicio, surjan cuestionamientos de ambas partes a la validez formal o material de determinada prueba o, inclusive, de las propias teorías del caso.
El cine nos muestra en gran manera el modo en que estas incidencias -cruciales para el resultado del juicio- son llevadas a cabo en audiencia ante el juez, las partes y el acusado y sin la presencia del jurado. Las audiencias pueden ser en corte abierta (acercándose al estrado para que el jurado no escuche nada) o, si son muy complejas, en el despacho del juez o en la misma sala, pero sin que esté el jurado.
En todos los casos, registradas siempre por el taquígrafo o filmadas en audio y video, ya que son base fundamental para el juicio y el recurso.
Un caso de homicidio con el sello de la mafia rusa. Tremenda discusión entre el fiscal general y sus dos fiscales acerca de la solidez de la prueba del dolo y el motivo del crimen para ir ante un jurado.
Un detective de la policía es asesinado por la mafia de la construcción de Nueva York. Su compañero da con el asesino, pero obtiene su confesión y el lugar donde estaba escondida el arma homicida mediante un simulacro de fusilamiento durante su arresto. Se discute ampliamente la teoría del fruto del árbol venenoso y su correctivo posterior de la teoría del descubrimiento inevitable. Un caso muy difícil de resolver para cualquier juez.
Una anciana aparece muerta en el suelo al lado de su cama. Su marido de 70 años llega al lugar y le confiesa a los policías que él fue el autor. Ambos eran sobrevivientes polacos del Holocausto y tenían un comercio textil. Como estaba gravemente enferma y sufriendo mucho, asistió al suicidio de su esposa y le dio una sobredosis de pastillas. Ratifica su confesión en sede policial, manifiesta que no requiere la presencia de un abogado, pero pide por su hija, quien es trabajadora social. Su abogado pide la nulidad de la confesión por falta de defensa técnica en audiencia.
Un contador -Lawrence Cheney- es sospechoso de ser el asesino serial de varias mujeres en Estados Unidos. Es detenido e interrogado sin pausa -hasta el borde de la extenuación- durante doce horas seguidas por la policía. Al final, se quiebra y entrega fotos clave de sus crímenes. La defensa pide la nulidad de todo lo actuado en base a la doctrina del árbol envenenado. Para más detalles del capítulo, ver también aquí.
Luego, la misma juez debe resolver una moción para leer el diario íntimo de la tenista atacada, donde el caso dará un vuelco de 180°.
El mismo caso da un giro dramático. Se descubre que la anciana no murió por sobredosis de pastillas, sino que fue sofocada con una almohada. La fiscalía sospecha que fue asesinada por su marido al descubrir que su cónyuge, en realidad, no se llamaba Steinmetz, sino Jacob Skulman. Skulman había sido un siniestro Kapo judío del campo de concentración nazi de Lodz, en Polonia. El fiscal exige cotejar el número tatuado en el brazo del acusado con los registros que dejaron los nazis del número de Skulman. El abogado se opone por considerar afectada la garantía constitucional a la intimidad. Extraordinaria audiencia ante la misma jueza.
La científica Dra Fay Walsh es hallada asesinada de un escopetazo en su laboratorio. Los policías sospechan que su marido estaba teniendo un affaire con una compañera de ella, Susan Boyd. Al parecer, la Dra Fay sospechaba del amorío y contrató un investigador privado para probar la infidelidad. El investigador interceptó una llamada telefónica que Susan Boyd le dejó en el contestador al marido. La defensa contraataca pidiendo la exclusión de la cinta por violación al derecho de intimidad.
Corre el año 1993. Recién comienzan a aparecer las primeras computadoras y, con ellas, los primeros hackers. Un joven hackea las computadoras de un hospital diabético que alteran las dosis de insulina que deben recibir los pacientes. Como consecuencia, mueren tres personas y quedan en severo coma varias más. La razón: el joven quiere vengarse del médico que, por mala praxis, dejó ciego a su padre que sufre diabetes. La prueba contra él es muy débil y se basa íntegramente en el secuestro e interceptación de sus archivos de computadora durante un allanamiento de morada. El dato para llegar hasta él lo obtuvieron los detectives forzando el testimonio de otro hacker. La defensa pide la nulidad y la exclusión de toda la información por vicios en la obtención.
Un blanco racista y supremacista hace estallar una bomba con gas venenoso en el subte de Nueva York que viene de Harlem. Más de 20 muertos de raza negra y casi cien heridos. La extralimitación de los policías durante el interrogatorio -jugando con los bordes del derecho al silencio- provoca la exclusión de la confesión de otro atentado previo en una iglesia. Esto muestra, no obstante, el profesionalismo de una verdadera policía judicial de investigaciones, algo que es fundamental para un sistema adversarial. Los policías y fiscales saben muy bien que los jueces suprimirán esas pruebas viciadas. Ver resto del capítulo y el brillante alegato de clausura del fiscal aquí.
Mientras una mamá se confiesa en una Iglesia, alguien se roba al bebé de su cochecito. Ante la falta de pistas, los detectives empiezan a sospechar de la mamá y de que inclusive hubiera habido un bebé en el carrito. Hasta que ella le confiesa el crimen al Detective Rey Curtis, mientras ambos rezaban juntos en la iglesia. La defensa pide suprimir la confesión porque no le hicieron saber sus derechos (el célebre fallo Miranda). Brillantes audiencias adversariales ante la juez. Ver lo que resta del episodio aquí
Video n° 13. Excelente ejemplo de lo que nunca debe hacerse en un contraexamen: preguntar ¿por qué? si no se está seguro de la respuesta, por no haber chequeado previamente al testigo.
En este caso, un juicio civil por mala praxis médica contra un afamado ginecólogo, se aprecian varios errores de litigación que, a la postre serán decisivos para el juicio. La objeción es planteada por la demandada ante la revelación por la testigo enfermera de la existencia de una fotocopia de la planilla de admisión. Pero el abogado (y el propio juez también) se equivocan y, en vez de acercarse al estrado para discutir la objeción sin que el jurado escuche, permiten discutirla en corte abierta ante el jurado. Resultado: el jurado escuchó información escalofriante. Luego remedan el error y excluyen la información entera. Muy tarde: el jurado ya escuchó la verdad.
Brillante objeción por irrelevancia de una pregunta a una testigo en el contraexamen de un juicio de secuestro de un niño y asesinato. Como su resolución implica un potencial de prejuicio en el jurado, la jueza la resuelve inmediatamente en su despacho tras un intenso debate. Ver resto del capítulo aquí
La acusada de matar a una compañera -todas integrantes de una red de prostitución universitaria- está a punto de incriminar a su padre como el autor del crimen. Se trata de una maniobra para evitar la condena. El fiscal objeta y la jueza impide que continúe el testimonio hasta tanto escuchar a las partes y a la acusada en su despacho. Allí mismo ordena un interrogatorio previo sin el jurado antes de reanudar el debate. Ver el comienzo del episodio aquí
Para ver otro episodio en donde los antecedentes son inadmisibles (aún ante un Gran Jurado de Acusación), ver aquí episodio Menace
Las Reglas de Evidencia del common law distinguen entre varias clases de testigos para poder resolver las objeciones o la admisibilidad de pruebas antes y durante el juicio: a) los testigos directos (los que vieron y escucharon los hechos con sus sentidos o, al menos, aspectos esenciales de él previos o posteriores); b) los testigos de oídas, o hearsay (aquellos que escucharon un relato o conversación acerca de cómo sucedió el delito, pero no lo presenciaron); c) los testigos de carácter (aquellos que no presenciaron los hechos, pero que dan fe de aspectos importantes a él, como el carácter violento con las mujeres del acusado, etc. Y, finalmente, d) los testigos de refutación, que son aquellos citados al juicio por la contraparte para refutar la veracidad de un testimonio, prueba o documento.
El juez siempre le indicará al jurado esta diferencia en sus instrucciones, para que le den a sus dichos el exacto alcance para el cual fueron traídos. El ejemplo clásico es el testigo de oídas, que escuchó de boca de un tercero que el acusado cometió el delito. Por lo general son inadmisibles pero, si declararon, el juez le hará saber al jurado que ese testigo no presenció los hechos, sino sólo una conversación. Sus dichos no prueban el hecho en sí.
Video n° 13. En el mismo video de este juicio civil por mala praxis médica que hemos visto en esta sección (Formalidades….), también se aprecia la discusión acerca de lo que es un testigo de refutación y de cómo esta diferencia permite resolver -aunque de mala manera- una objeción. La testigo fue citada para refutar la veracidad de un documento. Si el documento es excluido del debate, el testimonio también. Pero la errónea conducción del debate permitió que la información prohibida por las Reglas de Evidencia fuera escuchada por el jurado.
Impedimento colateral para utilizar un testimonio anterior – en el que el acusado fue absuelto- en un nuevo juicio por otro hecho conectado. Para ver el resto del capítulo ver en la sección Recurso contra la Condena [ver aquí]
Si bien no es un juicio por jurados, el caso es muy interesante desde todo punto de vista. Un soldado inglés es juzgado ante la Corte Penal Internacional por un crimen de guerra en Irak. Mató a varios niños en un confuso episodio en la Guerra de Irak de 2003. La serie muestra el juicio llevado a cabo en La Haya ante la CPI. En el tribunal hay un juez francés (civil law), un juez inglés (common law) y un africano. La fiscal es belga (civil law) y la defensora del soldado es inglesa (common law). El choque de culturas se hace evidente en medio del juicio. La fiscal contraexamina a su propio testigo, hace alegatos políticos y no quiere obedecer la orden del juez inglés para que se abstenga de hacer todo eso. El juez francés la apoya, furioso, y provoca que los tres jueces levanten la sesión y pasen a resolver las objeciones en privado. El diálogo entre ellos es memorable y muestra a las claras la influencia del jurado y de las reglas de prueba en la divisoria de aguas entre ambas tradiciones de Occidente.
Los tres defensores, días antes del juicio a soldados acusados del homicidio (con empleo de veneno) a otro soldado, preparan su propia teoría del caso: «la víctima no murió envenenada», y objetarán fuertemente al perito médico.
Un fiscal es acusado de haber matado a su amante, también fiscal. Se ve cómo el imputado y su abogado defensor preparan la estrategia en el estudio jurídico. Construyen la teoría del caso a partir de lo que haría el fiscal durante el juicio, anticipan las debilidades y ofrecen una explicación plausible a ellas.
La acusada introduce como defensa afirmativa una causa de justificación peculiar para un caso de homicidio: legítima defensa por Síndrome de la Mujer Golpeada. La acusada es una cantante de bares norteamericana que fue llevada con promesas de cantar a Japón, pero en cambio fue abusada y reducida a la prostitución por un proxeneta japonés. Cuando éste vuelve a los Estados Unidos, la acusada lo contacta en un hotel y lo mata, temerosa del poder que todavía mantiene sobre ella. Se discute intensamente la procedencia de esta teoría del caso como línea de defensa en el despacho del juez.La fiscalía se opone tenazmente. Ver cómo resuelve el juez y el final del juicio [aquí]
Una mamá -católica practicante- se desespera al ver que desapareció su bebé del carrito mientras se confesaba en la iglesia. Luego se descubre que ella lo mató, ahogándolo con una almohada y arrojándolo a la caldera. Su abogado defensor es un novato. Es su primer caso de homicidio. Por la tanto, es una incógnita para los fiscales y para la propia juez. La primer sorpresa para los acusadores llega cuando el defensor pide postergar su alegato de apertura luego de que el fiscal termine con su prueba. El fiscal se opone, pero la juez, a regañadientes, lo autoriza.
Cuando le llega su turno de plantearle al jurado su Teoría del Caso, el defensor admite el crimen, pero dice que fue le fue ordenado a la mujer por la voz de Dios. Y que un veredicto de condena sería oponerse al plan de Dios.
La fiscalía objeta en el acto y la jueza se lleva a los litigantes a su despacho. Ver la intensa discusión, que culmina con la prohibición de la jueza al abogado de continuar con esa Teoría del Caso, por no estar sujeta a prueba en el reino humano.
Un buen ejemplo de por qué no se puede llevar al juicio por jurados cualquier teoría del caso y de por qué ellas deben ser litigadas previamente ante el juez en cuanto a su procedencia. Ver más del episodio aquí
Todos los testigos deben ser chequeados antes del juicio por las partes. Es la práctica más elemental del sistema adversarial para litigar correctamente.
El sistema inquisitorial, en cambio, siempre consideró una falta grave que los abogados hablaran con los testigos antes del juicio. Lo consideraba una manera de «fabricar» o «manipular» el testimonio. Una suerte de práctica de abogados embusteros que le hacían mentir a los testigos. Se trataba obviamente de un prejuicio y una exageración que llevó a resultados catastróficos. Los abogados conocían a los testigos el mismo día del debate y se enteraban recién allí lo que tenían para decir. Muchísimas veces, los testigos propuestos a ciegas por la defensa o la fiscalía, por ejemplo, terminaron destruyendo su teoría del caso.
La seriedad del litigio adversarial, para ser de calidad, debe estar sujeto a un riguroso control previo de ambos litigantes de los testigos propuestos y de los contrarios.
Un abogado que asiste al juicio sin haberse entrevistado con los testigos incurre en mala praxis.
Hay una sideral diferencia entre chequear los testimonios previo al juicio y «preparar» al testigo para que mienta. Nadie en el sistema adversarial admitiría algo así.
Se aprecia con claridad cómo el relato del testigo es insertado dentro de la teoría del caso, pero siempre diciendo la verdad. En el sistema adversarial, lo importante no es que el testigo diga todo lo que sabe, sino sólo le que le sirve a la teoría del caso de la parte que lo propuso. La contraparte se encargará en el contra-examen de sacar a la luz todas las omisiones, errores y/o falsedades de la información provista por el el testigo.
La Dra Fay Walsh ha sido asesinada en el laboratorio donde investigaba. El marido es llevado a juicio como el autor. La testigo clave de la fiscalía es la Dra Susan Boyd, presunta amante del marido. El fiscal general le ordena al fiscal Ben Stone que prepare y repase cuidadosamente el testimonio de Boyd, ya que el abogado del marido acusado es brillante y teme que la destruya en el contraexamen.
Pero el fiscal Ben Stone decide jugar en los límites y le sale muy mal.
“Voir dire” es el juramento solemne que prestaban los antigüos jurados medievales de que se pronunciarían con verdad ante el asunto que se ponía frente de ellos. Nacida en la Francia del Medioevo, la expresión voir dire se mantuvo hasta nuestros días para designar a la audiencia en donde se seleccionará al jurado.
Una de las garantías esenciales de todos los tiempos del juicio por jurados ha sido la selección de los jurados. Cada parte, desde los tiempos de Grecia y Roma hasta hoy, tienen posibilidad de examinar en audiencia pública a los potenciales jurados convocados para el juicio. Luego, pueden recusarlos sin causa hasta un cierto número. También pueden recusarlos con causa de manera ilimitada. Finalizada esta etapa crucial para la imparcialidad, queda conformado el jurado definitivo de doce personas.
Los atenienses sorteaban de este modo a sus jurados. Miles eran sorteados por períodos, pero ninguno de ellos sabía en qué juicio iría a intervenir, de modo de evitar cualquier manipulación contra el acusado. Se adelantaron así por siglos a las actuales garantías constitucionales que implican el sorteo aleatorio de los jurados de las listas electorales y la obtención de un jurado imparcial.
Las partes no pueden llevar a cualquier persona a un juicio a declarar. Deberán pasar antes el filtro de admisibilidad -a cargo de la contraparte y decidido por el juez- de «acreditar» al testigo y, fundamentalmente, al perito
El 95% de las veces, el «voir dire» de testigos y peritos se hace en las audiencias probatorias antes del debate. Pero, en ocasiones, si un testigo o perito aparece durante el debate, se hace allí mismo.
Recordemos que en el common law (y en el civil law igual), toda la prueba debe reunir estas tres condiciones: Relevancia, Confiabilidad y NO Prejuicio. Las siglas RCP. La relevancia y confiabilidad giran siempre en torno a ambas teorías del caso en pugna. Sobre esa base decide el juez.
No es infrecuente escuchar en un juicio esta expresión: «Your Honor, I would like to voir dire this expert witness to see if he is qualified».
La expresión en castellano sería traducida de este modo: «Su señoría, la fiscalía desea conducir un voir dire sobre este perito para ver si reúne la cualificaciones necesarias en su área de experticia».
Un violento robo a un comercio termina con el cajero muerto de un balazo. Los dos ladrones huyeron en su convertible haciendo chirriar las gomas. La fiscalía trajo un perito experto del FBI en automóviles que certifica que las huellas son del auto de los acusados. Vinny, el abogado defensor, trae a una perito mecánica muy particular. El fiscal se opone y solicita un voir dire de la perito. El juez se lo concede. Observar cómo es el interrogatorio. Nótese que sólo después de atravesar esa fase podrá la perito declarar sobre el caso. Antes no. Ver el resto de la película aquí
En un juicio ante un jurado civil por mala praxis médica -una paciente en el parto quedó en estado vegetativo por error en la administración de anestesia- la actora lleva al juicio en carácter de perito a un médico ya muy anciano para sostener que en este caso hubo claramente un descuido del famoso cirujano que operó a la paciente víctima. La parte demandada solicita examinarlo primero en «voir dire», para ver si realmente sabe algo de la especialidad en anestesiología.
Las instrucciones son el mecanismo procesal mediante el cual el juez le transmite al jurado el derecho aplicable al caso. Son un momento fundamental en el juicio por jurados. Sin las instrucciones del juez, el jurado carecería de base legal para decidir y el tribunal de recurso no podría resolver si una condena estuvo bien decidida. El juez explicará el derecho probatorio, constitucional y penal para que el jurado lo aplique a los hechos que ellos determinen.
Las instrucciones del juez jamás pueden referirse a los hechos, ya que eso es competencia exclusiva del jurado.
Las instrucciones del juez al jurado son litigadas previamente en audiencia privada de las partes con el juez. Pero, finalmente, es el juez quien las decide.
El cine raramente las muestra, ya que, obviamente, el juez se toma entre 30 y 40 minutos para impartirlas de manera oral. Si se quiere, es la parte «más aburrida» del juicio por jurados, pero para los jurados es muy importante la palabra del juez.
A modo de ejemplo: 1) Derecho probatorio: el juez le explicará al jurado pautas orientativas para valorar la prueba testimonial, pericial, documental, las diferencias entre un testigo directo de uno de oídas, la diferencia entre lo que es prueba y lo que no es prueba, las diferencias entre prueba directa y prueba circunstancial, etc. 2) Derecho constitucional: les explicará que el acusado no tiene que probar nada, que se lo presume inocente, que tiene derecho a permanecer en silencio, que la carga de la prueba recae en la fiscalía y que, en caso de duda razonable, deberán absolver. 3) Derecho penal: les explicará los delitos aplicables al caso, sus elementos, cómo se prueban, qué delitos menores incluidos son procedentes y todas las defensas ensayadas por el acusado (causas de justificación, desistimiento, inimputabilidad, etc).
Instrucciones típicas de un juez penal en los años ´40 en los Estados Unidos. El juez explica con claridad que los jurados deben adjudicar los hechos, que deben estar convencidos más allá de duda razonable si desean condenar y que deben aplicar la ley que se les explica a esos hechos.
La más famosa película de jurados de todos los tiempos comienza con la parte final de la instrucción del juez al jurado.
Esta es la audiencia más importante para el eventual recurso contra la condena decidida por un jurado. Antes de que el juez imparta las instrucciones en corte abierta, éste escucha a ambas partes en su despacho -sin la presencia del jurado- acerca de cómo quieren que se instruya al jurado sobre el derecho. Todo queda grabado taquigráficamente o en audio y video. Finalmente, es el juez quien decide cómo explicará los delitos al jurado, con reserva por parte de de la defensa si está en desacuerdo. Los tribunales recursivos observan con lupa esta audiencia, ya que la falta de oposición sobre algún punto torna improcedente el recurso sobre él.
Un proxeneta japonés es asesinado en Nueva York por una mujer blanca norteamericana a la que obligó a prostituirse en Japón. La mujer alega legítima defensa por Síndrome de la Mujer Abusada. La fiscalía reclama en la audiencia de litigación de instrucciones que, como parte del dolo de homicidio, se instruya al jurado que no deberán tener en cuenta la raza de la víctima ni sus antecedentes. Ver cómo resuelve el juez, cómo instruye luego al jurado y qué veredicto rinde el mismo. El resto del episodio puede verse [aquí]
Típica manera de anunciar un veredicto general. Lo hace el presidente del jurado sin ninguna intervención o lectura anterior del juez. Así es la práctica en Argentina. Video nº 52.
Un juicio civil por daños al medio ambiente es resuelto en parte por un veredicto especial. El juez, a instancias de la demandada, que era una poderosa multinacional, le formula tres preguntas fácticas al jurado en medio del juicio para determinar si el veneno de una empresa química había llegado hasta los pozos de agua que enfermaron a mucha gente. Por supuesto, con la férrea oposición de la parte actora (Travolta), que cuestionó la necesidad y lo confuso de las preguntas. Esta práctica está completamente prohibida en materia penal.
Memorable alegato final del arquitecto -encarnado por Gary Cooper- llevado a juicio por haber volado con dinamita el edificio construido con los planos que le robaron codiciosos competidores. Confiesa ante el jurado haber sido el autor de la voladura, pero ensaya una extraordinaria justificación moral ante el robo de su creación. El jurado termina absolviéndolo por fallo unánime, en un claro caso de jury nullification.
Un joven, acusado de consumo y posesión de drogas, espera el veredicto de un jurado. En el tiempo que duró el proceso, logró rehabilitarse, formar una familia e ir a la universidad. Si el jurado lo condena, irá a prisión y perderá todo. Si el jurado lo absuelve, tendrá una nueva oportunidad. Excelente alegato de clausura de la abogada defensora (Kathy Bates). Sin pedirle al jurado de manera explícita que ignore la ley y absuelva a su cliente (jury nullification), les pide que lleven justicia al caso concreto, que le den una nueva oportunidad y que miren la solución del caso con compasión.
La abogada defensora, al ver que es casi imposible que el jurado absuelva a su cliente por consumo de drogas mediante un jury nullification, en su alegato de clausura le pide al jurado un solo voto de no culpable, suficiente para estancar al jurado por falta de unanimidad. De este modo, el joven podrá seguir cursando en la Universidad, al menos hasta el nuevo debate.
En este film se ve con toda claridad el estancamiento de un jurado y lo que sucede a continuación. El acusado enfrenta un juicio por jurados bajo el cargo de homicidio agravado, por haber tirado a su esposa por la ventana. La prueba es circunstancial. Es un caso difícil de resolver. Tras los alegatos de cierre, el jurado delibera durante ¡una semana! sin poder alcanzar la unanimidad. La jueza pregunta si una nueva instrucción puede ayudar, pero los jurados le dicen que es inútil, que no hay posibilidad de acuerdo. El fiscal inmediatamente anuncia que pedirá un nuevo juicio.
Otro aspecto importante del jurado y su relación con el derecho penal aplicable. Una madre -ex adicta al crack- intenta recuperar al niño que tuvo que ser dado a una pareja sustituta por sus problemas con las drogas. En el intento, muere asesinado por un tercero un funcionario corrupto de minoridad. La madre es arrestada en la estación del micro con su hijito. En el juicio, los fiscales la acusan de secuestro seguido de muerte. El jurado la quiere condenar por la muerte, pero no por el secuestro. La jueza les dice que eso es legalmente imposible, por ser una figura penal compuesta e inescindible. Consecuencia: el jurado se estanca. Brillantes alegatos de apertura con las teorías del caso. Para ver el resto del capítulo [aquí] y [aquí]
Un bebé de una familia adinerada -pero ausente- muere envenenado. La niñera inglesa es la principal sospechosa, pero el jurado se estanca: 7 a 5 a favor de la absolución. Cuando está a punto de empezar el segundo juicio, la fiscalía se da cuenta de que el autor podría ser el medio hermano adolescente del bebé. Pero hay un problema: como los jurados ya prestaron su juramento, empezó a correr el reloj del ne bis inidem o double jeopardy. Esto quiere decir que, si la fiscalía retira los cargos contra la acusada, ya no podrá volver a perseguirlo. ¿Qué hacer? ver más sobre este episodio aquí
Los jurados sólo declaran al acusado culpable o no culpable. Allí finaliza su intervención. Si ellos declaran culpable de determinado delito al acusado, le corresponde al juez (luego de escuchar a las partes en el juicio de cesura sobre la pena) imponer el monto, la clase y el modo de ejecución de la pena.
Sin embargo, en muchos Estados norteamericanos los jurados pueden recomendarle al juez la pena a imponer.
Richard Moore es un sacerdote acusado de homicidio por negligencia por la muerte de la joven Emily Rose. Esta católica devota empezó a tener visiones aterradoras del demonio tras asistir a la universidad y decide contactar con el cura, pues está convencida de que necesita un exorcismo. Su familia la apoyó. El exorcismo salió mal y Emily murió. El fiscal no cree en los demonios e insiste en la teoría de una epilepsia. Como Emily se negó a tomar los remedios antiepilépticos en acuerdo con el cura, el fiscal lo acusó por mala praxis y homicidio culposo. Ver lo que resuelve el jurado. Para ver el resto de esta excepcional película, click aquí
Uno de los episodios más célebres y politizados de la Ley y el Orden. Un contador de respetable familia y posición, pero dedicado al lavado de dinero del narcotráfico, mata al detective encubierto que estaba a punto de descubrirlo. George Pataki había ganado las elecciones en 1995 para gobernador de Nueva York por el Partido Republicano. Su primera medida de gobierno fue reinstalar la pena de muerte, que no puede ser decidida por un juez. Quien lo hace es exclusivamente un jurado. De este modo, el jurado participa tanto en el juicio de los hechos como en el juicio de cesura de la pena. Primero debe decidir si el acusado es culpable del hecho. Segundo, debe decidir la pena a imponer. Para ambos veredictos se le exige la unanimidad. Si no alcanza la unanimidad en el juicio sobre la pena, ésta será prisión perpetua.
Aquí vemos cómo se desarrolla una audiencia de cesura, con prueba incluida, ante el jurado. Y cómo la juez lleva a cabo el polling o comprobación individual del veredicto de cada jurado, a efectos de evitar cualquier duda.
También se aprecian las tremendas tensiones y discusiones éticas entre los fiscales: la fiscal adjunta Claire Kincaid rechaza con vehemencia a la pena de muerte, mientras que el fiscal principal, Sam McCoy, es implacable en su aplicación. La ley exige que esa clase de pena sea decidida por el fiscal general, Adam Schiff.
La abogada de la defensa lleva el caso ante la Corte de Apelaciones de Nueva York antes del juicio de cesura. Se observa el desarrollo de la audiencia recursiva y cómo los jueces deciden.
Una persona en situación de calle, viviendo en el Central Park es sospechado de haber cometido un homicidio. Los policías secuestran el cuchillo homicida debajo del colchón donde dormía en el Central Park de Nueva York. El jurado condena, pero la defensa logra la revocación de la condena en apelación ante la Corte de Apelaciones de Nueva York. El argumento: los policías, ¿necesitaban orden de allanamiento para revisar el «domicilio» del indigente en un parque público? ¿Cuál es el alcance constitucional de la garantía? Extraordinaria audiencia revisora, plenamente pública, adversarial, con los jueces extrayendo abundante información y argumentos de las partes. Además, bajo un riguroso tiempo concedido a ambos abogados para exponer, lo cual es una marca registrada de la agilidad y practicidad de los sistemas judiciales del common law.
El esqueleto de Sydney Cohen -un broker inmobiliario desaparecido en 1984- aparece en una obra en construcción en Manhattan con un disparo en el cráneo. Corre el verano de 1994. Por su muerte fue condenado Philip Swann, un brillante y ambicioso corredor de bolsa de Wall Street. Ben Stone fue el fiscal de dicho caso diez años atrás y obtuvo un veredicto de condena del jurado aún sin contar con el cadáver. Lo logró gracias a un cómplice que declaró contra Swann y testimonios adicionales. El problema es que en el juicio se alegó que el asesino le cortó la garganta y que el cadáver había sido enterrado en New Jersey. Nada encaja: Cohen tenía un tiro en la cabeza y apareció enterrado en Manhattan. Swann pide la revisión del caso y la anulación del veredicto de condena o, en su defecto, un nuevo juicio.
Gran audiencia de revisión de la condena ante un hecho nuevo. Los jueces de la Corte de Apelaciones de New York extraen la información para decidir de los escritos de las partes, del registro taquigráfico del juicio y, lo más importante, de la audiencia pública. Cada parte tiene quince minutos para presentar su caso. Se observa aquí la amplitud con que son debatidos los hechos centrales del caso por los jueces y las partes. Interesante alegato del fiscal Ben Stone acerca del estándar para declarar procedente una acción de revisión: si el nuevo hecho no tiene entidad como para que el juez rinda un veredicto direccionado de absolución (ver parte 14 de esta sección), la acción de revisión debe ser rechazada.
El cine es pródigo en películas que muestran cómo eran los juicios por jurados de la Antigüedad, la Edad Media y hasta nuestros días en las distintas civilizaciones.
Entre el período del jurado germánico y la aparición del jurado inglés, allí por el siglo XII, se desarrollaron en toda la Europa medieval (incluida Inglaterra) las ordalías y los juicios de Dios. De hecho, cuando Guillermo el Conquistador Normando invadió las Islas Británicas en 1066, los juicios de Dios ya estaban allí firmemente asentados para resolver cualquier tipo de disputa, civil o penal, lo cual era obvio dada la constante dominación vikinga (793-1066).
El juicio por jurados que se perfeccionó en Inglaterra proviene de la experiencia acusatoria de Grecia, de Roma y de los Pueblos Germánicos. Pero también recibió incuestionablemente notas distintivas del proceso penal por ordalías. Entre ellas, la exigencia de unanimidad del veredicto, que los jurados fueran del mismo lugar del hecho y, según algunos, que el número fuera de doce jurados.
Los vikingos no los llamaban todavía jurados, sino compurgatores. Se les parecían en que, en muchas regiones escandinavas, los compurgatores oscilaban mayormente entre doce personas extraídas de la comunidad que acudían a dar testimonio jurado unánime en favor del acusado a fin de evitar la ordalía. A pesar de no poder ser considerados formalmente jurados, las similitudes son evidentes.
Cuando el famoso vikingo noruego Rollo invadió Normandía y la actual Francia en el año 890 D.C., trajo consigo y dejó en esas tierras ese embrión de lo que luego sería el sistema de jurados. Rápidamente se extendió y se modificó por Normandía de acuerdo a las características del lugar, aguardando su eventual trasplante a otros lares. Cuando Guillermo el Conquistador cruzó el Canal de la Mancha en 1066, el pasajero invisible a bordo de sus naves era el juicio por jurados.
En Inglaterra, el juicio por jurados fue lo que permitió desplazar y superar la crueldad de las ordalías, con su fuerte carga mística y subjetiva, por un sistema acusatorio basado en las pruebas objetivas. Vemos en esta serie de TV cómo eran los juicios en la época de los Vikingos.
El cuerpo destrozado de una joven estudiante de Connecticut es encontrado en el techo de un ascensor en Manhattan. Los policías detienen a un contador y logran establecer que es el mismo asesino serial de varias mujeres en diferentes Estados. Cuando el fiscal Ben Stone se dispone a llevarlo ante un juicio por jurados en Nueva York, la familia de la joven asesinada pide que el juicio sea transferido a su Estado natal, Connecticut. Allí hay pena de muerte y quieren ver al culpable muerto. En Nueva York, en cambio, no hay pena de muerte. La familia es representada por un fiscal de Connecticut, que presenta una moción de extradición de Estado a Estado. La audiencia pública es llevada a cabo y decidida rápidamente ante un juez de la Corte del Civil Term de Nueva York. Más escenas de este caso aquí
El juicio por jurados es enteramente dependiente de reglas de juego muy claras por parte de los litigantes. Es el juez quien vela por ello. Cada abogado sabe qué puede decir y qué no durante un alegato de apertura, de clausura, durante un examen directo o contraexamen, etc. Gran parte de la superioridad del juicio por jurados por sobre otros sistemas de enjuiciamiento radica exactamente aquí: en el comportamiento ético profesional de los abogados para que haya un fair trial con reglas precisas de comportamiento y de prueba.
Un bebé muere envenenado y la fiscalía lleva a juicio a su niñera inglesa. La abogada defensora se extralimita en el contraexamen a la mamá del bebé -a quien quiere dejar como una madre abandónica obsesionada con su trabajo y el dinero. El fiscal objeta repetidamente. La jueza la advierte varias veces y termina multándola con 500 dólares. Ver resto del episodio aquí
Información de interés para personas convocadas para servir como jurados y para la comunidad en general